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Los márgenes, esos lugares puros que nadie ha de tocar, considerados sagrados para la prolijidad y los obsesivos del orden. Son el lugar donde nacieron los primeros versos de este libro. «En un mundo caóticamente hermoso, un par de márgenes blancos y pulcros, no solucionan nada, para mí es mejor llenarlos de arte, de poemas, palabras sueltas que luego se arman en el interior de un cuaderno, pero que comenzaron allí, en los márgenes. Me recuerdan, en lo cotidiano de abrir y cerrar la agenda, que siempre hay una mejor manera de ver la vida». Explica Catalina Libutti.

Los bordes de sus agendas, de la carpeta del colegio, un cuaderno viejo del cajón, el que le quedó de la facultad; todos están rellenos de versos al azar, conjuntos de palabras que se le ocurrían a mitad de la mañana, cuando viajaba, o llegaba inspiración mágica de la nada. Con biromes de colores, lápiz o lo que encontraba, trazaba esas palabras que son la columna vertebral de sus poemas.

En este libro encontrarás estrofas y poemas nacidos en esos márgenes de pulcritud que se ha atrevido a pintarlos de pasión por su otra yo. «Cuando la birome comienza a trazar su camino en el papel, hay algo místico que toma el poder. Y una vez que se coloca el punto final, esas palabras ya no me han de pertenecer. Son de mi pulso, sin embargo, quien las lee se apropia de su significado». La escritura resulta una suerte de mecanismo inconsciente que permite mirarte, una vez terminado, desde otro lugar. Que vale la pena desenredar, develar y transitar con ojos grandes y subjetivos. Y sí, no es Catalina quien escribe este libro. Es su otra yo.